LA FARSA DEL DOCENTE Y MI DECÁLOGO
Harto de estar
harto de infoxicaciones y recetas educativas, de convertirme en lo que
ahora critico, de intentar mejorar mi práctica a base de riesgo y
congoja, de golpes en la nuca y patadas en el alma, he decidido frenar.
Me he dado cuenta que esta profesión no difiere en nada de las demás
profesiones. Todas son individualistas y egocéntricas y tal vez ésta la
que más.
Cuando decidí modificar mi método hace muchos años ya para adaptar la
escuela en la que me movía a los individuos que recibía, pronto
empezaron a llamarme para compartir mis acciones y ver los pros y los
contras de realizar un cambio tan radical.
Los compañeros y compañeras me escuchaban y escuchan con atención unos
pocos para adaptar y mejorar su práctica y la mayoría para
contextualizarla y presentarse a concursos del mejor proyecto del
planeta, o el mejor vídeo, o la mejor experiencia, o el mejor mejor de
mejores, en definitiva, alimentar el ego pasando por encima los
alumnos/as, convirtiéndonos en farsantes sofistas de la educación.
Yo,
payaso de mí, sigo intentando crear pequeños cerebros pensantes como un
doctor de laboratorio, que duden de todo lo que sus sentidos perciben.
Desde mi circo de una pista, intento ofrecer las herramientas que mi
alumnado pueda usar para dar soluciones creativas a situaciones que se
plantean en su vida cotidiana.
Es cierto. He recibido algún premio en educación y me encanta, pero no amigos/as, no es el objetivo.
Entiendo
la educación de una forma un tanto especial, irreverente, desobediente,
políticamente incorrecta tal vez, pero no la entiendo sin pasión. Así
que he construido un decálogo, ahora que está tan de moda, para guiarme
en esta ardua y divertida profesión.
MI DECÁLOGO
1. Pasional:
la docencia hay que tomarla con pasión más que como una profesión. El
docente debe disfrutar de cada segundo del tiempo en la escuela. Es un
compromiso personal consigo mismo y con las personas con las que pasa
tanto tiempo, con el alumnado.. "Mi pasión es su pasión".
2. Cómico:
el humor en el aula genera un rapport muy favorable en el aula
generando una sintonía entre las partes eliminando tensiones, calmando
conductas hostiles, abriendo la mente y todo ello unido a una función
motivadora favoreciendo la cohesión grupal.
3. Desobediente:
El docente debe desobedecer aquellas directrices absurdas y cánones de
educación que lastramos sin ponerlas en duda. El docente debe crear
tanto climas de aprendizaje como momentos, aprovechando todas las
posibilidades que nos brinda la realidad cambiante.
4. Dinamizador:
el aula no es un compartimento estanco y aislado. El aula debe estar
abierta a cualquier agente de la comunidad educativa y en especial a las
familias. Favorecer pues la implicación de estos agentes en el proceso
de aprendizaje del alumnado es primordial ya que son el referente
principal de los/as niños/as.
5. Seductor: el
contagio de estas actitudes pasionales, cómicas, desobedientes y
dinámicas debe extenderse a compañeros/as para realizar un cambio
educativo eficaz y eficiente. Un docente no puede impulsar cambios
metodológicos en su comunidad si no cuenta con el respaldo de un equipo
que proponga, actúe y evalúe las diferentes acciones.
6. Optimista:
un docente que siembra optimismo, entusiasmo, emociona a su alumnado en
el proceso de aprendizaje, e incita a la indagación y al esfuerzo
valorando el fracaso como parte del proceso. Siembra optimismo y
recogerás el fruto convertido en alumnos/as comprometidos/as.
7. Inteligente:
Piaget dijo: "La inteligencia es eso que usas cuando no sabes qué
hacer". Últimamente estamos centrando la definición de docente como
facilitador del aprendizaje, entregando las herramientas necesarias al
alumnado para resolver unas tareas. Es una bonita definición, pero, y
¿si no les entregamos ninguna herramienta?. Intentar resolver algo sin
conocer las herramientas implica un aprendizaje, no sólo en el fin sino
también en el proceso. Exprimamos esa creatividad y entrenémosla. Ya se
sabe que el hambre agudiza el ingenio.
8. Solidario:
compartir nuestros propios aprendizajes, nuestros errores, nuestros
logros nos hace crecer como personas y como docentes. Uno de los valores
más importantes que debe tener un docente es el de la solidaridad con
otros/as compañeros/as. No, no todo el mundo puede ser maestro/a. Una
serie de valores deben estar en el ADN del docente. Mejorar este mundo
depende de la solidaridad del ser humano lo que le convierte en una
buena persona. Elige ser buena persona.
9. Emocional:
ser emocionalmente inteligente implica conocerse muy bien a uno mismo y
conocer muy el material humano que tenemos delante. Sentir curiosidad
por las personas y sus estados de ánimo, la empatía, la flexibilidad,
respetar las opiniones diferentes, aprender de errores, la inmunidad
contra los ataques, entre otras, nos convierte en una persona con
inteligencia emocional. En resumen, la conciencia emocional, la
capacidad de gestión de las emociones y la autonomía personal nos va a
ayudar a establecer cauces en el desarrollo profesional docente.
10. Combativo:
el docente debe ser beligerante contra todas las amenazas que se
ciernen contra una educación de calidad y salir en defensa de su propia
independencia y autonomía. Defender activamente una educación de calidad
implica defender a tus alumnos/as que son los actores principales de
este mundo que casi siempre les olvida.No
hay que olvidarse de que este es mi decálogo, el que me ayuda a guiarme
a mí. Si alguien se siente identificado con él, se lo regalo. Si
alguien se siente ofendido con él, se lo regalo también y que haga el
suyo.
"Dadme niños/as desobedientes, son los únicos capaces de cambiar el mundo"